Integrar operaciones es mucho más que conectar plantas o consolidar balances: implica comprender identidades, tradiciones y formas de hacer de cada lugar. Nuestra expansión respetuosa no se basa en replicar un solo modelo, sino en sumar culturas, escuchando, adaptando y construyendo de la mano con las comunidades donde ahora también somos parte de la historia.
Este año firmamos un acuerdo con Bekaert para adquirir tres operaciones de soluciones de alambre de acero en Costa Rica (BIA Alambres), Ecuador (Ideal Alambrec) y Venezuela (Vicson). Esta integración organizacional amplía nuestra capacidad productiva y consolida nuestra presencia en América Latina, al tiempo que abre la oportunidad de enriquecernos con las perspectivas locales.
En esta nueva etapa, elegimos sumar culturas. Como lo ha expresado nuestro CEO, Rodrigo Gabriel, esta integración no solo fortalece nuestra capacidad operativa, sino también la red industrial regional y la resiliencia ante los cambios del mercado. Lo hacemos respetando los equipos locales y el conocimiento específico que cada uno aporta, porque construir con otros es parte de nuestra visión de futuro.
El desafío cultural va más allá de la geografía
Las diferencias culturales no se limitan a idiomas o costumbres: incluyen estilos de trabajo, prioridades colectivas, liderazgo y adaptabilidad. Según BLP Legal, el nearshoring potencia la colaboración, ya que “la proximidad geográfica viene acompañada de afinidades culturales y comerciales, facilitando una mejor integración operativa” en países como Guatemala.
Reconocemos que una adquisición exitosa depende de incorporar la cultura empresarial local como activo estratégico. Desde la primera reunión, aplicamos ese principio: escuchamos a los equipos, entendemos sus retos y adaptamos prácticas para trabajar en conjunto. Así cultivamos un sentido de pertenencia mutua.
Los beneficios reales de sumar culturas
Compromiso desde el primer día: el respeto genuino genera confianza y acelera los procesos de integración.
Adaptabilidad operativa: entender las dinámicas locales permite ajustes más efectivos y oportunos, evitando quiebres productivos.
Innovación compartida: las mejores prácticas surgen del intercambio, cuando los equipos combinan su experiencia con nuevas herramientas y procesos.
Esta forma de integrar no solo solidifica nuestras operaciones, sino que también genera un impacto positivo en las comunidades donde ahora formamos parte de la red industrial regional.